¿Vocación de profesor?
Las políticas gubernamentales, a
partir de 1990, han estado destinadas a mejorar la calidad y equidad de los aprendizajes. Este propósito se quiere lograr a toda costa:
se ha aumentado el tiempo que los niños,
niñas y jóvenes permanecen en los establecimientos educacionales, el nivel de gasto en infraestructura, la inversión en
insumos materiales (libros, medios,
tecnologías, conectividad a internet), se han hecho profundas renovaciones al
currículum desde la educación preescolar hasta 4° Medio, han aumentado
sustancialmente los sueldos de los profesores y se han instalado programas de perfeccionamiento continuo para
mejorar las prácticas pedagógicas y de gestión.
Y a esto suma y sigue, ya que,
los programas incluyen la evaluación docente, la Asignación a la excelencia
pedagógica y las políticas que hacen hincapié en la formación inicial de los
profesores como la“Beca vocación de profesor”, a través del cual se desea
integrar a los alumnos más destacados en este desafío de mejorar la educación
chilena, entre otras tantas iniciativas.
Para hacer realidad este sueño de
la calidad y la equidad nuestro país necesita involucrar a un gran
actor del proceso enseñanza-aprendizaje,”los
profesores”. El cambio requiere de un grupo de docentes con más y mejores
saberes, que en cada uno de los 45 minutos de aula (horario lectivo) se muestren
optimistas, con energía, que crean en sus alumnos y en sus posibilidades de
aprender y proyectarse. Que aprovechen cada minuto de la clase, que NO olviden
pasar asistencia (y ¡SIN EQUIVOCARSE!), nunca dejen de firmar y escribir los
contenidos, utilicen material innovador,
integren las distintas asignaturas, refuercen permanentemente los contenidos,
sean conciliadores, mantenga un buen
clima de enseñanza, sean pertinentes e integren al mismo tiempo programas como “Elige vivir sano”, “Prevención
del Consumo de Drogas (SENDA)” y “Convivencia Escolar”.
Además necesita que en su tiempo
no lectivo (15 minutos por hora de clase contratada),
estos profesores, sean capaces de compartir sus experiencias exitosas, difundan
sus buenas prácticas, se mantengan en
permanente diálogo, planifiquen (anual, por unidad y diaria) preparen muy bien sus clases, vayan a la par
con las nuevas tecnologías, en lo posible que aprendan a hablar inglés. Que evalúen permanentemente, analicen
los resultados de sus evaluaciones, preparen posibles remediales, integren a los
padres de familia, preparen y realicen reuniones mensuales de apoderados,
eduquen a los padres (Escuela para
padres), dispuestos a ser evaluados, pongan
notas, saquen promedios, se mantengan informados, mantengan actualizada las
bitácoras (CRA, Laboratorio de computación, laboratorio de ciencias, etc.) y hagan
uso, por supuesto, de su recreo legal.
También requiere de docentes que
en ese mismísimo tiempo se perfeccionen, asistan
a los Consejos de Profesores, participen en la elaboración de los reglamentos
(Evaluación, reglamento interno) y protocolos (de Convivencia Escolar o Bulling,
de Seguridad Escolar, Embarazo adolescente, Alcohol y drogas). Que sepan
escuchar a los integrantes de la comunidad educativa, estén atentos a lo
que sucede en los patios y en los
comedores, preparen y participen de Actos Patrios, con buena disposición para
realizar talleres, organicen olimpiadas,
festivales, concursos, competencias, desfiles y estén siempre listos para las
supervisiones de la Superintendencia de Educación y la Agencia de Calidad (Nuevos organismos
fiscalizadores que se agregan como guinda a la torta).
Nuestras autoridades supondrán
lógicamente que a ningún profesor le alcanza el tiempo, para una demanda tan
excesiva de requerimientos y deberes. Por lo tanto, Chile necesita profesores con 100% de
disposición horaria, dispuestos a llevarse casi todo el trabajo para la casa, que
ojalá no duerman o utilicen poco tiempo en este mal hábito de dormir, con salud
de hierro, ojalá sin familia que les demande atención, tiempo o el más diminuto
espacio. Profesores que no gusten de
hacer vida social, que aprovechen sus
días feriados y vacaciones en adelantar su
trabajo pedagógico. Profesores cuya única pasión sea la de ser educador y que entreguen su energía y existencia a esta noble
vocación.
¡Gracias a Dios que Gabriela Mistral
no postula a ser una maestra de nuestros tiempos! No habría tenido ninguna
posibilidad de integrar el grupo selecto
de poetas, que tan merecidamente engalana. Nuestra reconocida premio Nobel
estaría sumida en este mar de funciones, a los que no tiene sometidos el
Ministerio de Educación y las políticas gubernamentales (roles y
responsabilidades “inherente a todo profesor” deben pensar ellos). Lucila Godoy
Alcayaga no habría podido crear sus hermosos versos, privando al mundo "entero
de sorprenderse y emocionarse con ellos, habría estado haciendo “la tarea para
la casa”.
La maestra ya no es pobre,
Gabriela, es de clase media, lo que le
permite llevar más de alguna joya en su mano. Sin embargo, está SOMETIDA, ha
perdido su INDEPENDENCIA, SOSIEGO,
SUEÑOS, TIEMPO LIBRE y LIBERTAD.
¡UNA COSA POR
OTRA DIRÁN NUESTRAS AUTORIDADES!
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ResponderEliminarComo futura docente, estoy de acuerdo con la crítica al sistema de el/la autor/a de este blog, ya que por lo que he logrado ver y vivenciar en mis prácticas, la incansable labor de los "profes", apenas les alcanza el tiempo, para realizar las actividades pedagógicas (clases, planificar, revisar pruebas, realización de pruebas, etc, etc...) además de esto no se le da la importancia necesaria a una labor tan significativa como es la de ser profesor/a, puesto que no es menor, están formando a las futuras personas que formen nuestra sociedad, aunque si bien se esta "incentivando" a los egresados de educación media a que estudien pedagogía con becas si obtienen un buen puntaje en la PSU.
EliminarComo se menciona en el blog las políticas gubernamentales se han modificado para tener una mejor calidad y equidad en la educación, pero esto ¿a que costo?, que los profesores no tengan vida social, que dejen a sus familias de lado para dedicarse al 100% a su labor, creo esto se podría lograr si es que a los profesores se le asignaran más horas para el trabajo fuera de aula, para todo el quehacer pedagógico.
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ResponderEliminarComo estudiante de pedagogía, con plena, consciente y asumida vocación, puedo decir que no hay nada mas gratificante que ver la sonrisa de un estudiante al comprender o al adquirir un aprendizaje, esa expresión "aaa...ahora entiendo...o aaa eso era" es lo que, personalmente, me llena de alegría. No obstante, la realidad a la que los docentes hoy se encuentran expuestos genera de esta práctica una actividad tediosa, compleja y absorbente. Las propuestas de los diferentes gobiernos de las últimas décadas, sin duda, buscan mejoras en la educación de nuestro país, pero, existe una deficiencia que al parecer el sistema no ha detectado, el profesor es un ser humano con las mismas necesidades de privacidad, necesidades sociales y afectivas, con familia, con sueños y pasiones por desarrollar, al igual que cualquier persona.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con este análisis y/o reflexión, creo que la labor pedagógica es la más bella de todas, pero que lamentablemente cada día capta menos admiradores, pese a las facilidades o incentivos que se presenten para formarse como pedagogo (publicidad, beca vocación de profesor, entre otras). Hoy casi nadie quiere ser profesor. Al entrar a estudiar pedagogía, prácticamente se te da el pésame preguntando ¿y no te alcanzó para nada más? Por todos es sabido la amplia gama de actividades que un profesor debe realizar, la cantidad de situaciones que debe tolerar y todas las exigencias a las que debe responder (alumnos, padres, institución, ministerio).
Realmente debe existir una vocación muy grande dentro de un ser humano para atreverse a ser profesor.